Aprender a vivir
La Sanidad Es la Voluntad de Dios
Isaías 53:4-5
El punto de partida para recibir la sanidad es saber que Dios lo quiere sano:
1. Comprenda que la voluntad de Dios es que usted sea sano.
Después de leer Isaías 53 nos damos cuenta que no sólo perdonó todas nuestras iniquidades sino también “sanó todas nuestras dolencias” no dejó ni siquiera un dolor de cabeza. No diga: “- Apóstol, quizás me pueda sanar de una gripe, pero no del cáncer -”. Él se llevó toda enfermedad, hasta el cáncer. Se llevó todas nuestras enfermedades y sufrió todos nuestros dolores.
Ahora sería bueno saber ¿por qué es la voluntad de Dios querer que estemos sanos? Es porque no hay otra forma de establecer Su Reino. Todo forma parte del propósito divino. Jesús vino a esta tierra a pregonar las buenas nuevas del reino de Dios. Vino a establecer el reino. Él declaró al empezar su ministerio en esta tierra lo siguiente:
“Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reinode los cielos se ha acercado”.
Mateo 4:17
Es por ello que la voluntad del Padre es que seamos sanos y saludables, llenos de energía y vitalidad. Somos parte de un propósito divino. Por desconocimiento de esta verdad algunos llevan años cargando enfermedades y dolencias en sus cuerpos alegando que es una prueba del Señor. ¡NO! ¡Esto no es así! Dios no es el autor de las enfermedades. Él no iría en contra de su propósito. No está en Su naturaleza el mal. Ni tampoco como algunos otros piensan que Él permite ciertas fatalidades para enseñar a sus hijos. Esto está muy lejos de la verdad.
Vuelva a leer atentamente el versículo. ¿Para qué murió Jesús? ¿Para qué pasó por la cruz? ¿Qué obtuvo? Déjeme decírselo: su SALVACIÓN pero también su SANIDAD.
“… y por su llaga fuimos nosotros curados”.
Curado significa sanado, hecho completo, bendecido, reestablecido. El Señor Jesús en la cruz del calvario pagó el precio por la obra completa: la sanidad del ser humano tanto en el espíritu, alma como en el cuerpo. Toda esa bendición está disponible para el hombre y la mujer completamente. Esto es parte del plan divino, es la voluntad de Dios. Debe ir tomando lo que le pertenece como herencia e ir aplicando por fe a cada área de su vida lo que recibe hoy como una palabra de vida para su ser. No piense que porque usted no lo ve todavía esto quiere decir que no pueda ser suyo, porque lo suyo es lo que dice la Biblia, nada más ni nada menos. Es esencial que tome posesión de ello porque es su herencia y le corresponde. No hay nada peor que tener algo y no poseerlo nunca.
Que la obra de Cristo no sea en vano para usted. Él ya lo hizo, Él ya lo sanó. Ahora usted debe recibir por medio de la fe esta sanidad. Sí, es la voluntad del Padre que usted viva sano. Él en la cruz se llevó eso que usted dijo esta mañana que le dolía.
Él llevó nuestras enfermedades. ¿Para qué va a sufrir si ya Él se las llevó? Ciertamente lo hizo.
Diga: Yo tengo el derecho a estar saludable, fuerte y lleno de la sabiduría de Dios.
Levante los brazos y comience este proceso de sanidad confesando esta palabra: Se llevó mis enfermedades, no hay más dolor en este cuerpo. El Señor lo sufrió por mí porque me ama, me ama, me ama. Declare: “Ya estoy curado. ¡Mi cuerpo estás sano! Es el pacto de la salud, de la bendición, gracias Dios.”
Para que la voluntad del Padre fuese llevada a cabo, Jesús tuvo que morir en la cruz como nuestro sustituto y pagar por los pecados, la miseria, las enfermedades y la maldición.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”
Romanos 8:32
Nuestro Padre es un Padre generoso, en amor nos dio todo a través de Jesús. Jesús pagó el precio del pecado para que nosotros no tuviéramos que hacerlo y pudiéramos, por medio de él, volver al propósito original (establecer el reino) y a su comunión, donde no hay falta de ningún bien, hay buena salud, vida abundante, paz y amor sobreabundante. En Él no nos falta absolutamente nada y es el deseo de nuestro Padre que esto lo vivamos aquí en la tierra y lo impartamos a los que nos rodean. Él nos eligió para extender su reino, para ser portadores de su Espíritu, manifestando su gloria y amor.
Sepa que a usted no le falta nada para ser sano. La provisión de sanidad ya fue hecha, ¿Donde? En la Cruz.
¡Recíbalo ahora por la fe en el nombre de Jesús!
Dios dice en esta escritura que nos dio a Jesucristo, ¿cómo no nos dará con él todas las cosas? Entonces, crea que lo recibe ahora. No piense que esto es para otro, ¡es para usted! No viva como un sobreviviente cuando la voluntad de Dios es su sanidad completa. Usted es digno de Jesús, usted es digno de recibir su sanidad. (Juan Crudo)
Lic. Isaú Orellana
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Escuela de desarrollo y Entrenamiento Ministerial
Evangelista, Conferencista, Pastor, Maestro.
Motivación Empressarial y laboral
CULTIVANDO EL AGRADECIMIENTO
“Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán menoscabados.”
Jeremías 30:19
El agradecimiento trae a su vida lo que la queja le robó.
Lo malo no viene de Dios. Por eso no tiene sentido andar quejándose. Dios desea lo mejor para usted y ya se lo ha provisto todo. Ahora es su fe, sus actitudes y acciones las que toman o dejan lo que Dios ya le dio.
El agradecimiento es un arma poderosa. El agradecimiento es fe, el agradecimiento es amor, el agradecimiento es alabanza y exaltación.
Debemos cultivar un estilo de vida de agradecimiento; al hacerlo nos ponemos en posición de recibir más.
La actitud de gratitud nos mantiene progresando. Por ser agradecidos, Dios nos multiplicará.
¡Los días que vienen son gloriosos para los agradecidos!
Para tener una actitud de gratitud, primero debemos cambiar la manera de pensar. Si usted piensa que no tiene, que no puede, que le falta, de su corazón saldrá queja. Si usted se enfoca en las bendiciones que Dios ya le dio, en que tiene vida y vida en abundancia, en que Él es su Padre y que usted no tendrá falta de ningún bien. Si usted se enfoca en lo que hizo Jesús por usted comenzarán a fluir ríos de agradecimiento de su corazón.
No abra la boca para quejarse, para influenciar a otros para mal o amargarlos. La queja se contagia y lo deja fuera de las bendiciones, sino piense en el pueblo que murió en el desierto.
Cada vez que recibe la Palabra puede comenzar a tener pensamientos nuevos y a confiar en Dios.
Jesús frente a Lázaro no hizo 40 oraciones, días de ayuno. Sólo agradeció. Él tuvo una actitud de agradecimiento. “Algo muerto puede revivir con su agradecimiento, aunque parezca imposible”
Si usted está enfermo, no le de gracias a Dios por la enfermedad, agradézcale por la sanidad porque ¡por las llagas de Cristo, usted está sano!
Usted tiene la capacidad de ser agradecido.
Oración: Padre gracias por Tu Palabra, gracias por mi familia y todas las cosas buenas que me has dado. Gracias porque estás conmigo siempre. Contigo todo es posible, me has hecho más que vencedor. Gracias, en el nombre de Jesús. Amén.