NECESITAMOS ESCUCHAR A LOS PROFETAS DE DIOS


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Pastor: Isaú Orellana
Lunes, 19 de enero de 2009
Artículo # 02-2009

¡Cuánto necesita el pueblo escuchar claramente la voz de Dios! Qué bien nos hace cuando Dios habla a nuestro corazón, algunas veces con palabras de aliento o amonestación, y otras con palabras de misericordia, gracia y amor. Sin duda, el que Dios le hable al hombre es un don sin medida.
Sin embargo, observo en los medios de comunicación televisada en Latinoamérica dos grandes problemas, dos extremos con una misma solucion. Ambos reclaman ser la voz de Dios autoritativa sin serlo, causando mucho mal.
El primero lo constituyen los pastores que se han fosilizado. Repiten lo que han aprendido años atrás; Verdad, pero sin vida; vino viejo en odres viejos, de buen sabor. Todo es cómodo para ellos y los que los escuchan, porque el molde ya ha sido formado para que cada parte calce perfectamente y que alrededor de ellos las personas del statu quo se sientan seguras y alentadas, convencidas de que están en lo acertado. Crecen en doctrina pero no en vida, saben las respuestas correctas, pero su carácter no ha cambiado, conocen la definición de la gracia, pero no la experimentan, viven en el pasado.
El segundo es el extremo opuesto, ni más ni menos peligroso, son los pastores y profetas de la nueva ola, donde lo viejo no sirve y hay que hacer todo nuevo. Interpretan la Biblia en una forma tan dinámica que siempre dice exactamente lo que ellos necesitan que diga en el momento apropiado. De fósiles no tienen nada, porque cada día amanecen con una nueva visión, unción o enseñanza, cada mensaje es un show de creatividad única y exclusiva, su popularidad crece porque saben decir a cada persona exactamente lo que le agrada y apelan a los anhelos del pueblo, su dios se encuentra a su alcance y manejo. No denuncian el pecado del pueblo evangélico o de los gobernantes, sino que se aprovechan de éste para sus propios intereses, sus únicas denuncias son para aquellos que critican su falta de fundamento Bíblico y su ética. Qué bien profetizan, como prometen las bendiciones de Dios, pero cuando no se cumplen, siempre la culpa o el pecado es de otro.
Lógicamente no es popular llamar al arrepentimiento cuando uno desea tener participación política o una Iglesia grande, el lema de muchos es {ser amigo del mundo para lograr que el mundo llegue a ser amigo de Dios}.Parecen tener miedo de que si presentan a Dios como realmente es, Él no tendría muchos amigos, cuando en realidad serían ellos los que tendrían menos.
Lo notable es que ninguno de los dos extremos produce personas auténticamente espirituales y santas, los dos ayudan a que sean religiosas, pero no transformadas, los dos producen autosatisfacción, orgullo y menos presión de los demás pero no misericordia, mansedumbre ni obediencia al Dios vivo.
La solución para los dos extremos, como también para cada uno de nosotros, se encuentra en este versículo: “PERO SI ELLOS HUBIERAN ESTADO EN MI SECRETO, HABRIAN HECHO OIR MIS PALABRAS A MI PUEBLO, Y LO HABRIAN HECHO VOLVER DE SU MAL CAMINO Y DE LA MALDAD DE SUS OBRAS” (Jer.23:22). Solamente al encontrarnos a solas con Dios podemos encontrar lo que Él está queriendo decir a su pueblo.
{El hombre propone y Dios dispone} es un dicho popular muy útil en este caso. Necesitamos proponernos escuchar a Dios en la Palabra y dejar que Él se disponga a enseñarnos. Necesitamos estar disponibles para que Él pueda depositar su enseñanza. Si una persona está dispuesta a sentarse a los pies de las Escrituras, como María se sentó a los pies de Jesús, encontrará al mismo Jesús hablando.
Jorge Mueller, el pastor de fe que alimentó a cientos de niños sin pedir un centavo, pasaba horas arrodillado leyendo, meditando y estudiando la Palabra para que Dios pudiera formar su mensaje en el.
Hoy en día se cumple la profecía de Daniel “Muchos correrán de aquí para allá y la ciencia se aumentará” y muchos pastores corren de aquí para allá y nunca toman tiempo para estar en silencio, para estar a solas con nuestro Dios. Crecen en ciencia, pero no han tenido tiempo de sentarse a los pies de Jesús, las estrategias y planes modernos no incluyen en sus pasos el “ESTAD QUIETOS Y CONOCED QUE YO SOY DIOS” (Sal.46:10).
¿Cuál es el resultado en el púlpito de esa falta de escuchar a Dios? Algunos repiten lo escuchado hace años y otros fabrican lo que nunca ha sido oído. No hay duda de que el show de un músico popular va a atraer más personas que un buen museo, y en la misma forma el pastor de la nueva onda va a ser más popular que el pastor que ofrece el tour del museo teológico, pero los dos están equivocados, los dos producen religiosidad sin relación con el Dios vivo.
Dios habla a través de lo que habló, y hace a través de lo que hizo. Esta realidad nos presenta un desafío grande y hermoso. Dios, el Eterno presente, hace que sus palabras y hechos pasados sean presentes y poderosos. Nos toca a nosotros escuchar y hacer por medio de su ser eterno. No debemos transformarnos ni en un museo, ni en un show de novedades, sino en oyentes atentos del Dios Eterno, y dar claramente su mensaje a su pueblo. Amén.

LA ADORACION ACEPTABLE

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Pastor: Isaú Orellana
Domingo, 8 de febrero de 2009
# 01 - 2009
Introducción: El día de hoy vamos a iniciar una serie de enseñanzas que tienen que ver con la adoración de los creyentes hacia Dios. En los próximos Domingos Dios nos va a estar hablando a través de su Palabra de cómo debemos adorarle. Este día vamos empezar hablando de la adoración aceptable. Vamos a conocer cuatro aspectos a la luz de la Palabra de Dios, de la adoración aceptable. Veamos que:

I. La adoración aceptable se dirige a la persona correcta
A. No a los ídolos (Ex. 20:3; 1 Cor. 10:14; 1 Juan 5:21; Apoc. 21:8)
B. No a los hombres (Hech. 10:25, 26; Hech. 14:11-15)
C. No a los ángeles (Apoc. 19:10; 22:8, 9)
D. Sino a Dios (Ex. 20:3; Mat. 4:10)

II. La adoración aceptable es compuesta de actos escriturales de culto - no de invenciones humanas
A. Caín trató de adorar a Dios según su propia opinión (Gén. 4:3)
B. Los fariseos trataban de adorar a Dios según los mandamientos de hombres (Mat. 15:9)
C. Dios no es honrado con manos de hombres (Hech. 17:24, 25)

III. La adoración aceptable se lleva a cabo según el plan de Dios
A. A veces los hombres practican los actos de culto que Dios ha autorizado, pero de una manera que Dios no ha mandado.
B. Ejemplos del Antiguo Testamento:
1. Nadab y Abiú (Lev. 10:1, 2)
El quemar incienso era autorizado, pero la manera en que ellos lo quemaron no era mandado.
2. El Rey Uzías (2 Crón. 26:16-19)
El quemar sahumerios era acto autorizado, pero Uzías no lo practicó según el plan de Dios.
3. Saúl (1 Sam. 15:3, 7-23)
El ofrecer sacrificios era acto autorizado, pero él no lo hizo según el plan de Dios.
C. Ejemplos modernos:
1. El orar es acto escritural (1 Tes. 5:17), pero cuando se ofrece por María no lo es (1 Tim. 2:5)
2. El enseñar es acto escritural (Hech. 20:7), pero enseñar doctrinas de hombres no lo es.
3. Tomar la cena es acto escritural (Hech. 20:7), pero tomarla una vez por año o cada miércoles no lo es.
4. Levantar ofrendas los domingos es acto escritural (1 Cor. 16:1, 2), pero tener ventas de tamales etc. no lo es.
5. Cantar himnos es acto escritural (Ef. 5:19), pero acompañar los himnos con música mecánica no es ejecutar el acto según el plan de Dios, sino que es añadir a su palabra.

IV. La adoración aceptable se ofrece en espíritu y en verdad (Juan 4:24)
A. El fariseo y el publicano ambos se ocuparon en un acto de culto autorizado de Dios (Lucas 18:10-14). Uno ofreció su culto en espíritu y en verdad y el otro no.
B. La viuda pobre y las demás personas que echaron en la colecta practicaron un acto de culto autorizado (Marcos 12:41-44), pero la ofrenda de la viuda fue dada en espíritu y en verdad.
C. El culto aceptable no es ofrecido solamente en espíritu; es decir, que la sinceridad no garantiza que nuestro culto sea aceptable si no es conforme a la verdad - la palabra de Dios (Juan 17:7).

EL PROFETA DE SU VIDA


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Devocional NO. 6
“Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.” Números 14:28

Vimos en otra enseñanza que Dios tiene su oído atento a todos los hombres. Él nos oye todo el tiempo porque es omnipresente, omnisciente, omnipotente. O sea, que él puede estar escuchándolo a usted y a mí al mismo tiempo.

Hoy quiero que vea cuál es la diferencia de lo que habla.

Mire el versículo antes citado. Dice que Dios va a hacer según lo que nosotros hablemos. Entonces usted me preguntará ¿Si hablo temor puedo terminar mal? Sí, si no cambia su confesión a tiempo. ¿Recuerda a Job? En el capítulo 3 versículo 25 declara “el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía”. Job fue profeta de su propia vida. Hablo de lo que temía y eso le aconteció.

Lo que usted habla a Dios es lo que va a experimentar. ¿Recuerda los dos espías de Números 14? Ellos creyeron a Dios y llegaron a la tierra prometida (versículo 30). Llegaron porque creyeron y hablaron lo que Dios les había dicho. El apóstol Pablo también practicaba esto y lo declara en 2 Corintios 4:13 “… conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé…”

Cuando usted cree y confiesa, recibe el poder y potestad de ser llamado hijo de Dios y pasa a ser heredero y coheredero junto con Cristo. Entonces lo de él también es suyo. Créalo y confiéselo hoy.

Ahora le pregunto ¿Tiene ganas de morirse? Me imagino que no. Entonces comience a hablar bien de su vida. Isaías 3:10 habla de usted. Dice: “Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos.” ¿Lo cree? Comience a confesarlo hoy mismo.

La mayoría de la gente quiere ver para creer, pero bienaventurados los que no vieron y creyeron. Usted es un bienaventurado porque creyó sin ver y si sigue creyendo a la palabra de Dios va a ver cosas gloriosas manifestarse en su vida. Recuerde que todo lo que habla llega al oído de Dios.

Comience hoy a profetizar lo que quiere ver. Dígaselo a Dios y él lo hará. Usted es el profeta de su vida.

Oración: Padre, creo hoy que tú me escuchas y me determino a hablar siempre lo que quiero vivir, que es todo aquello que dice tu Palabra. Todo aquello que tú me dejaste como herencia. La tomaré. En el nombre de Jesús, amén.