ATENTO A SU VOZ

Devocional No. 5 *

¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mi se quejan? Números 14:27

Muchas personas creen que cuando hacen una oración y no es respondida es porque Dios no los escuchó. Pero observe conmigo lo que dice la Palabra de Dios. Precisamente cuando Moisés manda espías a reconocer la tierra prometida. Fíjese que de los doce príncipes que fueron enviados sólo dos trajeron un buen informe (Números 13 y 14). Los otros diez sólo hablaron palabras contrarias a lo que Dios les había dicho. Hablaron temor y fracaso. Miremos juntos el versículo 27 de Números 14. Dice que Dios oía a la multitud quejarse.

¿Qué nos enseña esto? Que todo lo que hablamos lo hacemos al oído de Dios. En este caso, el pueblo hablaba en contra de Dios, no hablaba su Palabra. Y sin embargo Dios los estaba escuchando.

Miremos el Salmo 34:15. Declara que Jehová tiene su oído atento al clamor de los justos. Esto nos muestra que Dios nos está escuchando a todos. Y si todavía no le quedó claro miremos un poquito en 2 de Reyes 6, lea los versículos del 8 al 11. El versículo 12 dice: “Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta.” Acá vemos a Dios trayendo luz y revelándole a su siervo los planes del enemigo.

Con todo esto podemos notar que Dios escucha las palabras de los justos, la de los incrédulos, como las de los diez espías o Tomás (Juan 20:24 y 25)- y también la de nuestros enemigos. Esto es una buena noticia porque si usted tiene su oído atento a la voz de Dios, Él le va revelar los planes que sus enemigos puedan tener contra usted.

Cuando escucha las enseñanzas de pacto recibe la revelación y a través de ella hay en muchas cosas en las que no va a caer porque le es revelado por dónde está viniendo el enemigo.

Recuerde: Lo que usted habla, lo está hablando al oído de Dios. Sea bueno o malo. Hable palabras buenas para su edificación. Hable la Palabra de Dios. No caiga en la categoría de los diez espías. Usted tiene el poder para hacerlo. Hable fe y agradará a Dios.

Oración: Padre, hoy conozco que tú siempre me estás oyendo. Me comprometo a hablar buenas palabras para agradarte. Lo haré en el nombre de Jesús, amén.

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